DIA 1
El presidente acaba de anunciar el aislamiento social preventivo y obligatorio en adelante ASPO (no sé si volveré a usar esta sigla pero … por las dudas … soy contador, mucho contrato … ustedes entenderán)
Pienso: “que puede salir mal ?” Estoy en modo optimista y nada ni nadie va a hacer cambiar mi actitud. No tengo que ir al microcentro, no tengo que manejar, no tengo que gastar en nafta y estacionamiento. Trabajo desde casa en pantuflas. Sin duda esto es un win-win.
DIA 2
A modo de conservar “mi rutina” pongo el despertador a las 7 AM, me ducho, me visto y ya estoy listo para empezar mi día laboral.
8:00 AM y ya sentado frente a la compu. Sigo en “optimistic mode” cuando de repente caigo que es SABADO (a continuación: pensamientos irreproducibles) y que obviamente todo lo que tenía planificado para hacer … no podrá ser.
Respiro, cuento hasta diez y trato de encontrarle el lado positivo … “mejor esto que estar dando vuelta en el shopping”. Autoconvencido que la situación no es tan mala, me pongo a leer resoluciones atrasadas de AFIP. Sin duda que a esta altura debo ser la envidia de todos ustedes.
DIA 3
Hoy no caigo en la trampa del home office “cuarenteneado”. Sé que es domingo. Son las 10:30.
Igualmente me apresto a comenzar una liquidación de IVA, cuando un ruido estremecedor anuncia lo peor … “PAPAAAAAAA NO HAY INTERNEEEEEEEEEEEEEEE”.
Por si no lo comente antes, tengo dos hijos en edad escolar (ustedes sacaran sus propias conclusiones) Ese grito de guerra me sacude de mi letargo impuesteril, cuando me doy cuenta que hace cinco minutos, nada de lo que estoy haciendo se ha guardado, nada se ha actualizado. Cuento hasta mil y repito el mantra “hay cosas peores … hay cosas peores” a la vez que entro a twitter para hacer la catarsis pertinente contra los amigos del cable.
DIA 4
8:30 AM y ya parapetado en mi notebook. Duchado y vestido (dicen los que saben que esto ayuda a no deprimirse, conservando parte de la rutina habitual)
Inevitablemente me veo de reojo en el reflejo de la pantalla … creo que los zapatos están de más … probablemente el pantalón de gabardina también. Recalculando. Vuelvo al short de Atlanta. A las 12 tengo un call vía Zoom, será sin video o “cintura para arriba” …. o me van a decir que Fantino en la tele no está con el short de boca abajo ?? … daaaaaale
DIA 5
Empiezo a notar los efectos de la cuarentena. Ya me siento Tom Hanks en El Náufrago. Es más, le dibujé una carita a un Libro Diario y le puse Fowler … creo que la cuarentena me está empezando a afectar seriamente. Hoy me toca armar un cash flow … mal momento … estimo deberé ser creativo por demás (si ya Argentina es difícil para hacer proyecciones, ahora esto será directamente ciencia ficción)
Termino el cash flow. Me siento solo … necesito corroborar mis estimaciones con algún colega, y grito: “Fowler … Fowler !!
DIA 6
La convivencia se empieza a complicar. Una de las dos notebooks paso a mejor vida (mal timing para romperse), queda solo una para mí y mis dos hijos. Esto no pinta nada bien. Trato de comprar otra … no hay entregas por la cuarentena. De repente creo escuchar a mi compañero Fowler diciéndome “seguí buscando, en algún lado DEBE HABER” (chiste para contadores) Ya estoy alucinando.
Tratando de aprovechar mi tiempo de notebook, me pongo a revisar un balance. La televisión prendida y de fondo el noticiero “trepan a 3.456 los casos de coronavirus en Surinam …”, cambio de canal y dejo de fondo Infocampo … a esta altura, cualquier cosa es mejor que el noticiero. Sigo con mi balance. Activo – pasivo = Patrimonio neto. Todo cierra. Soy un crack.
DIA 7
Debido a la racionalización de elementos de trabajo (notebook) vuelvo al horario de las 7 AM para poder liquidar un par de sueldos (que mejor cosa que levantarse a las 7 am para liquidar sueldos no ?) Se fehacientemente que mis hijos a esa hora duermen (quien pudiera)
11 AM hijos levantados y reclamando la notebook para sus quehaceres escolares (esto merecería un capítulo aparte) En un acto de resignación, casi equiparable al renunciamiento de Evita, entrego a regañadientes la compu. Sé que tendré que trabajar el resto del día con el celular. Recurro nuevamente a la frase mantica “hay cosas peores … hay cosas peores”.
DIA 8
Ya despierto y en la trinchera junto con mi ya inseparable compañero Fowler y en medio de una liquidación de ingresos brutos que se las trae, vuelve a cortarse internet (y van …) Vuelvo a twitter para hacer catarsis más reclamo. obviamente nadie me responde (de hecho aún puedo leer mis interminables insultos del reclamo anterior sin respuesta)
Pienso como resolver este intríngulis momentáneo (momentáneo ?) y opto por el “Plan B”, usaremos la internet del celular. Ni bien termino de decidir esto, siento las miradas “sedientas de internet” de mis dos hijos clavadas en mí, cual tiburón sediento de sangre. No me queda otra que compartir mis humildes dos rayitas de señal con ellos (creo que me convendría usar un ábaco para liquidar y lo haría mas rápido)
Le agrego un ohm … ohm … a la frase mantrica, dicen que a veces ayuda. Que se yo.
DIA 9
8 AM El hombre es un animal de costumbre. Me levanto positivo a full. Nací para el home office. Esto es lo mío.
8:14 AM Ya se me paso, internet es lento, mis hijos quieren la compu, me toca preparar el desayuno para todos. El riesgo país en 4822 y aun no sale el decreto reglamentando el ascenso de Atlanta a la superliga.
Caigo, otra vez, que es sábado. Con el poco internet que me queda, busco como alistarme en la Legión Extranjera … esto va a ser laaaaargo.
DIA 10
Hoy es Domingo, aunque obviamente es difícil distinguir los días. Tratare de no trabajar, solo para conservar parte de la rutina familiar. Difícil. Los días son largos y monótonos. Preparo el desayuno para cinco (mi mujer, mis dos hijos, Fowler y yo)
DIA 11
Hoy no arranque temprano. Tenía call con un cliente a las 10. Después de casi dos horas de conversación vía Zoom, donde recorrimos cada impuesto y cada rubro del balance como nunca habíamos hecho en quince años de relación e infinitas reuniones presenciales (empiezo a pensar seriamente que soy solo una pantalla utilizada por mi cliente para evitar tener que hablar con su mujer en la cuarentena), llegan los últimos tres minutos de charla con el famoso, típico y trillado: “que la situación esta complicada … que la baja de la actividad …”, no quiero escuchar más y lo fleto con cualquier excusa. No quiero ni escuchar lo que está por decir. Me preparo para lo peor y prendo unas velas a San Cadena de Pagos. Miro el calendario … falta mucho para el 13 de abril ?
Continuará…