Evangelización 4.0: una actitud ante los cambios tecnológicos

“Para el 2030 el 50% de los trabajos se perderá en manos de la automatización”. “Nuestros hijos están estudiando carreras que no existirán en el futuro”. “La inteligencia artificial terminará por reemplazar a los humanos”. Todas estas afirmaciones podrán ser ciertas o al menos muy probables, aun así, sabemos que todos los cambios exponenciales, es decir, aquellos que crecen cada vez más rápido en el tiempo, son muy difíciles de prever y mucho más difíciles todavía de proyectar.

Podríamos citar como ejemplo aquel vaticinio de la revista de ciencias Popular Mechanicsque, en 1949, publicó, haciendo referencia a Eniac, si se quiere, la primera computadora digital: “Mientras que Eniac está equipada con 18 mil tubos de vacío y pesa 30 toneladas, las computadoras del futuro tendrán sólo mil tubos de vacío y pesarán una tonelada y media”.

Es importante tener en cuenta la ansiedad que provocan todos estos cambios, y más aún cuando son profundos y muy vertiginosos. La primera reacción del ser humano, casi instintiva, es la resistencia al cambio. Esto podría ser muy peligroso, porque, así como se repite hasta el hartazgo que muchos empleos se perderán, poco se comenta sobre que muchos otros nuevos se crearán, pero, para ello, deberemos estar preparados.

Hay mucha literatura que hace un culto casi fanático de los cambios venideros, lo que muchas veces genera miedo e incertidumbre en aquellos que, por la circunstancia que fuere, están o se sienten más alejados de ellos. También hay mucha gente escéptica respecto a cuán real serán todos estos cambios y sobre todo cuándo ocurrirán realmente.

Lo que mejor podemos hacer aquellos que creemos que esto en verdad ocurrirá tarde o temprano es tratar de “subirlos al barco”, motivarlos y generarles curiosidad, que es otra característica de los seres humanos y es la que puede ayudarnos a ganar la batalla al miedo y al escepticismo. Si no conseguimos cautivarlos, el efecto será inverso y serán incluso más resistentes.

Para ser evangelizadores 4.0 debemos tener esto muy en cuenta, recalcar que estamos a favor del cambio, que creemos que ocurrirá y que será beneficioso. No se nos ocurriría oponernos a los Uber, a los Airbnb, a los autos autónomos, ya que sabemos y estamos convencidos de que fracasaríamos.

Oponerse al progreso no es opción, estos intentos siempre fracasaron, como aquellos que se opusieron, en la Inglaterra del siglo XIX, a los primeros carros mecanizados en defensa de aquellos con tracción a sangre, presionando para promulgar la ley de la bandera roja que obligaba a los carros autopropulsados a tener una persona caminando delante con una bandera roja y limitándoles la velocidad por debajo de sus posibilidades. Está claro que el desarrollo del auto mecanizado no se detuvo.

Por eso debemos ser creativos y encontrar la manera de cautivar a todos aquellos que aún no ven cuán rápido está cambiando el mundo, sin caer en fanatismos apocalípticos, promesas imposibles ni mesianismos tecnológicos.